Hace ya varias décadas donde es considerada a la función del intestino no solo en  el proceso de la nutrición sino que también interviene en la función inmune y en la inflamación crónica de nuestro cuerpo por lo tanto se le considera un órgano metabólicamente activo en el proceso de salud y enfermedad.

La modificación en la composición de la  microbiota intestinal, asociada a la disbiosis, la permeabilidad intestinal aumentada a través de la zonulina, el estrés oxidativo, el efecto de traslocación bacteriana y el uso de antibióticos están íntimamente ligados a las funciones que se regulan en el intestino como parte del proceso salud y enfermedad.

Desde el punto de vista nutricional las bacterias del intestino desempeñan una función muy importante, ya que participan en la depuración de toxinas provenientes de la dieta, síntesis de micronutrientes como la vitamina K, la vitamina B12, el ácido fólico, en la absorción de electrolitos y minerales y tiene enzimas que transforman los polisacáridos para que puedan ser digeridos y absorbidos por el organismo.

La superficie de la mucosa del tracto gastrointestinal humano tiene una extensión aproximada de 300 metros cuadrados y está colonizado por cientos de diferentes de especies bacterianas. La microbiota residente en el intestino humano es una de las comunidades más densamente pobladas incluso más que el suelo, el subsuelo y los océanos.

El ecosistema intestinal está constituido por la interrelación entre la microbiota, el epitelio de la mucosa y la inmunidad del intestino. El tejido linfoide asociado a la mucosa intestinal constituye la masa linfoide de mayores dimensiones del organismo, la cual está relacionada con su capacidad de respuesta inmunológica. Cualquier factor que afecte a uno de estos componentes repercute sobre los demás y sobre el proceso de salud y enfermedad.

Otro aspecto importante relacionado con el tubo digestivo en la aparición de diferentes enfermedades es la variación en los sistemas de defensa antioxidante que afecta el estrés oxidativo, esta respuesta es consecuencia de un desequilibrio entre la producción y acumulación de especies reactivas  o radicales libres y la capacidad del organismo para manejarlas produciendo daño molecular.

La mucosa intestinal tiene más terminaciones nerviosas que cualquier otro tejido en el organismo, cuando se está bajo estrés se produce liberación de noradrenalina en la luz intestinal lo cual reduce el número de bacterias comensales y hace que los microrganismos patógenos aumenten su virulencia.

Por lo que el  intestino dejo de ser un órgano exclusivo para la nutrición, desempeña funciones inmunológicas y energéticas que intervienen activamente en el proceso de salud y enfermedad.

Fuente:

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-75312017000200010


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